Nueve años de InnovArte

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Robert Smithson, Spiral Jetty, 1970, color film de Edward Cella, 2019
Cada vez que echamos la mirada atrás y recordamos cómo surgió InnovArte Educación Infantil sentimos un poco de vértigo. Nunca habríamos imaginado que aquella decisión que tomamos una tarde del mes de enero de 2010 nos proporcionaría tantas satisfacciones profesionales y, cómo no, también personales. A lo largo de estos años pasaron muchas cosas, trabajamos intensamente por la educación, nos mantuvimos al corriente de lo que sucede en las escuelas infantiles, en la formación, en la Universidad, en la profesión, en las familias y en la sociedad. En este tiempo hubo etapas de publicación intensa en el blog y otras de paro biológico, pero por ahora no pensamos en despedirnos de él. Casi todos los días tenemos ganas de contar, de compartir o de reflexionar sobre lo que vemos, lo que escuchamos o lo que leemos, pero no siempre disponemos de tiempo y de aliento para hacerlo. Algo así sucedió en estos últimos meses, los compromisos adquiridos, la preparación de colaboraciones y el trabajo a pie de obra en las clases, impidieron que nos dedicásemos de lleno a InnovArte. Con todo, no deja de sorprendernos que el número de visitas diarias se mantiene, se ve que es un referente profesional para muchas personas de muy diversos países. Todo un reconocimiento a nuestro trabajo. Mil gracias a lo que estáis con nosotras desde sus inicios y también a los que lo vais descubriendo día a día.
Además de la carga de trabajo, a veces, también nos echa para atrás el desánimo. Sucumbimos a él como cualquiera. Cuando vemos ciertas prácticas de aula, cuando leemos posicionamientos educativos que suponen una involución en todo lo hasta ahora conseguido, cuando vemos lo que se promueve desde algunas instituciones dedicadas a la formación del profesorado de infantil, se nos cae el alma a los pies. Tenemos la sensación de que se perdió mucho de lo que había sido una paulatina conquista. Es bastante desolador, únicamente atribuible a la falta de lectura y de conocimiento. Impera el criterio de quien nunca pisó un aula ni vio un niño delante, de quien no respeta a la infancia ni cree en el meollo de la educación. Discursos de gurús que repiten lugares comunes, imágenes de escuelas de diseño y temáticas absurdas no hacen más que meter malestar en el cuerpo de los que en verdad creemos en la escuela infantil; incluso haciéndonos sentir que estamos en otra dimensión, como fuera de juego. Lo peor de esto es que los que tenemos una base y un bagaje, a pesar de los momentos de bajón, tenemos argumentos suficientes para llevar la contraria pero, ¿qué pasa con el profesorado que se está iniciando o aún en formación? Pueden llegar a pensar que ese es el camino a seguir.
Es por ello que, aunque pasemos temporadas sin ganas de luchar contra el sinsentido, sabemos que tenemos el deber de defender una escuela donde las niñas y los niños sean el centro de toda acción educativa. Para recuperar la ilusión nos dedicamos a leer a los clásicos que eran mucho más avanzados hace unas décadas que lo que vemos ahora mismo. Además del fondo de biblioteca de cada uno y de los referentes que todos mencionamos pero ya olvidamos, aconsejamos echar mano de la magnífica antología y traducción de la Biblioteca de pedagoxía de la editorial Kalandraka, proyecto coordinado por el profesor Antón Costa. ¡Qué nutritivo resulta leer en gallego a María Montessori, Jean Piaget, a Tonucci, o recordar el deber social de los docentes con la Escuela de Barbiana y con Paulo Freire, así como retrotraernos a nuestras motivaciones iniciales con la “Carta a un profesor joven” de Philippe Meirieu. Es una cura detox altamente recomendable.
Recordando cuál es nuestra función (hoy diluida entre chorradas burocráticas que no llevan a ninguna parte), cuál es la función de la escuela y de la educación para la sociedad recuperaremos la entereza de ánimo y seguiremos defendiendo las aulas normales, esas que aún teniendo casi todo en contra (tendencias, presupuestos, consideración u orientación del centro), en un acto de responsabilidad social (heroicidad) lo dan todo día a día para que los niños y niñas sean capaces de razonar, pensar, cuestionar, enjuiciar, argumentar, defender posicionamientos y actuar como ciudadanos de pleno derecho en una sociedad democrática. Lo que no es poca cosa. El resto -robóticas, programas de esto y de lo otro (con siglas que esconden banalidades u obviedades), y “adiestramientos” de habilidades en situaciones ficticias ignorando las posibilidades que brinda la realidad- es lo que hay que erradicar evitando que colonicen el terreno porque nadie opone resistencia o porque es moda.
Dicen que ahora los blogs ya no son tendencia, que vale más una imagen de Instagram que un artículo. Nosotros no lo creemos. No queremos restar importancia a las imágenes ahora bien, si entre ellas y el público no media una explicación, cada uno podrá interpretarlas como quiera. Queremos tener seguidores por el discurso no por la belleza de las instantáneas. Así InnovArte aún se quedará un tiempo por aquí para ReflexionArte o para RebelArte, según convenga más; y cómo no, para ofrecer alternativas o recomendaciones.
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Para finalizar, un año más en el aniversario, ofrecemos fotografías de Spiral Jetty, nuestra imagen de cabecera desde el momento de creación. La intervención de Robert Smithson en el lago Salado de Utah, que sigue ahí cuarenta y nueve años después de su realización, mudando día a día, viéndose afectada por los cambios climáticos, por los visitantes y por el paso del tiempo, pero manteniendo inalterable su estructura y concepción inicial. Nuestra metáfora. Mil gracias a quien se toma la molestia de leernos, de seguirnos y de recomendarnos.

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