Con ppkkmo

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Desde que leímos en clase “O ganapán das palabras”, teníamos ganas de conocer a Pepe Caccamo, el escritor que hace versos inversos, le da la vuelta las palabras o que las lee a través del espejo, pero luego llegó a nuestras manos “Tinta de luz y entonces ya no esperamos más. Lo llamamos, le contamos lo que nos gustaba de su obra y él, generosamente, aceptó dándonos todo tipo de facilidades.

No sabíamos bien cómo recibirlo, pero su tinta de luz ya nos iba brindando oportunidades de juego con los colores. Esas ilustraciones de su hermana, la pintora Berta Caccamo, plasmando

“cores frías e quentes,
mornas, tépedas, ardentes,
duribrandas, brandiduras.
branquiloiro, roxipardo,
grismarelo, negriazul,
rosvermello e verdourado.
Cores altas, branquilongas,
verdifracas, griscontentas,
negribaixas, roxivellas,
rosanchas e pardolentas.”

dieron pie a que nosotros también creáramos nuestros colores, siguiendo fórmulas únicas, a los que dieron nombres como «rosa diamante», «rojo piruleta» o «gris vaquero».

 

 

Más tarde, gracias a la visita de una madre, también les pudimos poner «matrícula” porque, como especialista en artes gráficas, nos mostró las cartas Pantone y nos ayudó a identificar la denominación estándar de esas nuestras creaciones.

 

 

 

 

Entretanto, nosotros seguíamos disfrutando con “Tinta de luz”, así supimos de las liñas paralelas que corren namoradas, do triángulo tángulo farángulo, do cadrado carbado carbón, das acompasadas liñas onduladas o de las bravas liñas quebradas…, y también quisimos pintar o vento e a sombra do aire na herba.

 

 

Las buscamos por todas partes.

Hasta que llegó Pepe Caccamo a la escuela y puso todo patas arriba. Nada de lo previamente pensado, nada de lo previsto salió adelante. Él traía su propio plan, que por supuesto superaba con creces todo lo que esperábamos de él.

 

 

Como artista, creador, malabarista de las palabras, conocedor de los pequeños y de las escuelas infantiles supo lo que había que hacer para engancharlos en su hilo y llevarlos prendidos de la música de sus palabras hasta la hora de marchar.

Leyó “Tinta de luz”, hizo juegos de palabras con bayetas de cocina, nos dejó la idea de atrapar la tinta de luz y guardarla en tarros de cristal para luego escribir con ella, con la promesa de venir de nuevo a cuando lo llamáramos.

 

 

Nos obsequió con alguno de sus libros, nos los dedicó con textos escritos en espejo…, nos dejó a todos agotados con su energía, entusiasmo, creatividad y cariño.

 

 

Recordaremos esta visita. Fue un momento inolvidable en nuestra vida escolar.

Mil gracias Pepe Caccamo, te esperaremos leyendo “Sopa de estrelas” -con unos poemas que fueron escritos a petición de Bea, su maestra, para las niñas y niños de la EEI do Ribeiro, situada en el satélite San Adrián de Cobres del planeta Vilaboa do Morrazo-, también ilustrados por su hermana Berta Cáccamo.

 

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