
Aquí pueden aparecer dos justificaciones: la de que somos muy comprometidas con la sostenibilidad y extremadamente creativas -mismo como McGiver- con una caja de cerillas construimos un coche de carreras, y la de que tenemos un desmedido afán por la posesión de «riquezas». No toda la culpa es nuestra; somos fruto de nuestra sociedad y nos acostumbramos a ver que las aulas bonitas están llenas de objetos, juguetes, materiales, mobiliario …, al igual que que las casas bonitas están llenas de cosas, que los cuartos bonitos tienen multitud de objetos a la vista y que los coches bonitos tienen que estar llenos de accesorios. Pese a que luego, en la práctica renegamos de todos los cachivaches que no nos dejan espacio en el aula para movernos y que esa abundancia es contraproducente porque satura y dispersa a los niños, no siendo capaces de elegir.
Como cada curso, vamos a hacer un propósito, si bien luego no lo conseguimos. El pasado año fue la slow education, en el presente será el del decrecimiento: vivir mejor con menos. Comparten intenciones y filosofía de fondo.
Como cada curso, vamos a hacer un propósito, si bien luego no lo conseguimos. El pasado año fue la slow education, en el presente será el del decrecimiento: vivir mejor con menos. Comparten intenciones y filosofía de fondo.
El decrecimiento es una de las corrientes más en boga que pretende la transformación social a través de la simplicidad voluntaria; un cambio de mentalidad hacia una austeridad en el consumo que lleva a una reconceptualización del desarrollo, del trabajo y de la riqueza, así como al rescate de la justicia social y ambiental. Un nuevo paradigma acabado el mito del crecimiento económico como condición sine qua non del bienestar.
Merece la pena; aprender nosotras y transmitírselo a nuestro alumnado. Se puede vivir mejor con menos. Uno de los aprendizajes más importantes que se pueden adquirir en la escuela.
Para ello, y atendiendo a la importancia del ejemplo, no podremos mantener esas aulas abotargadas de «riquezas», tan sólo lo imprescindible, lo que se va a emplear en ese momento; no podremos emplear materiales costosísimos que nunca justifican la inversión; no podrán vernos defendiendo nuestras codiciadas «propiedades» empleando posesivos -mi mesa, mis sillas, mis armarios … -; trataremos de ceder a las tutoras de otros niveles los materiales que no empleamos en el que nosotras impartimos; y pondremos en funcionamiento un espacio de almacenaje de material de desperdicio al estilo del Remida en las escuelas de Reggio Emilia.
La coyuntura social es la idónea para llevarlo a la práctica.
Merece la pena; aprender nosotras y transmitírselo a nuestro alumnado. Se puede vivir mejor con menos. Uno de los aprendizajes más importantes que se pueden adquirir en la escuela.
Para ello, y atendiendo a la importancia del ejemplo, no podremos mantener esas aulas abotargadas de «riquezas», tan sólo lo imprescindible, lo que se va a emplear en ese momento; no podremos emplear materiales costosísimos que nunca justifican la inversión; no podrán vernos defendiendo nuestras codiciadas «propiedades» empleando posesivos -mi mesa, mis sillas, mis armarios … -; trataremos de ceder a las tutoras de otros niveles los materiales que no empleamos en el que nosotras impartimos; y pondremos en funcionamiento un espacio de almacenaje de material de desperdicio al estilo del Remida en las escuelas de Reggio Emilia.
La coyuntura social es la idónea para llevarlo a la práctica.
Estimados compañeros de Baalya, gracias por el trabajo que realizáis «Difundiendo infancia». A nuestro entender es un proyecto con criterio, coherente desde todas las publicaciones hasta los anuncios de actividades de formación. Suponemos que al igual que nosotras, aunque podríamos ofrecer otra mucha información fruto de nuestras búsquedas por la red, tan solo referencia is aquellas que son acordes con lo que entendéis como atención de calidad a la infancia. Un saludo y seguimos con esta sinergia.