Empiezo a estar un poco harta de oír hablar de la conciliación y de la socialización de conveniencia y de pacotilla. Porque veamos, qué es la conciliación de la vida familiar-laboral-social-comercial: darle la posibilidad a las familias de pasar más tiempo con sus hijos y hijas, o sacárselos de encima al precio que sea. Nunca me gustó esta falacia, pero cada vez menos. Ahora en los centros comerciales tienen un rincón para dejar aparcados los niños y así los padres y madres poder comprar; en los mercadillos de los sábados si haces una compra superior a X€ estacionas las criaturas gratuitamente en un garito con piscinas de pelotas; en estas fechas, ya ponen guarderías en las playas para que los padres puedan descansar tranquilamente en los chiringuitos mientras los niños están vigilados y «socializándose»; hay ayuntamientos que ofrecen un servicio de guardería para los viernes/sábados por la noche, y así otras muchas ocurrencias conciliadoras.
¿Pero eso es conciliación de la vida familiar o promoción comercial? Llamemos a las cosas por su nombre, de lo contrario desvirtuamos las intenciones iniciales.
Conciliación de la vida familiar y laboral es poner las condiciones para que los padres o madres puedan ocuparse personalmente de la crianza de sus hijos/as, especialmente en los primeros años de su vida, ofreciendo para eso subvenciones estatales, garantías de no perder el empleo, ayudas para escolarizar a los pequeños; posibilidades de ausentarse del trabajo cuando hay que llevar las criaturas al médico, etc, etc. El resto es conciliación de un país de titiriteros, nada que ver con lo que es la conciliación en los países avanzados en las prestaciones sociales y atención a la infancia, por ejemplo los nórdicos.
Lo peor de toda esa «conciliación» de escaparate, es que los padres y madres dejan sus retoños tan alegremente en las manos de cualquiera. A los docentes de las escuelas nos tienen bajo una lupa de 4000 aumentos, nos ven todos los defectos, pierdes su confianza si extravías la lazada del pelo de la niña, y sin embargo en esos furanchos infantiles, ni se les pasa por la cabeza que el alegre payaso puede ser un pederasta o un degenerado, o que habilitación profesional tiene para hacerse cargo de 40 niños y niñas de entre 2-10 años. Incluso los/las profesionales de la animación coincidirán conmigo en que hay mucho intrusismo e irresponsabilidad en ese campo.
Recientemente leímos un informe de la Fundación Luis Vives en el que se recoge que el 80% de los trabajadores/as con hijos demandan más medidas de conciliación laboral y familiar, constatando además que eso repercutirá en que sean más sanos y más felices. Para saber cuáles son las medidas que solicitan, también hace falta leer un estudio publicado en el 2008 por el Ministerio de Igualdad, «Conciliación de la vida laboral y familiar en mujeres que trabajan con TIC: un análisis psicosocial y cultural de las estrategias desplegadas«, en el que dedican su capítulo segundo a analizar que se entiende por conciliación tanto en España como en Europa.
También podemos leer decálogos de estrategias comerciales, pero creo que no era de lo que estábamos hablando, ¿no?